El cambio climático está remodelando el paisaje de formas profundas e inesperadas, y uno de sus impactos más alarmantes es la creciente competencia por el suelo.
Mientras las temperaturas globales continúan en aumento, las tierras anteriormente adecuadas para la agricultura, como puede ser las mediterráneas, se están desplazando hacia nuevas regiones localizadas más al norte. Véase el caso de la presencia de viñedos en el Reino Unido.
Ante una situación compleja
Esta situación no solo está alterando las prácticas agrícolas tradicionales, sino que también está poniendo en riesgo otro recurso vital: la madera. Y esto se debe a que la producción de alimentos y madera, dos pilares fundamentales de la vida moderna, ahora están en curso de colisión, compitiendo por las mismas tierrasdebido al cambio climático.
Se trata, por tanto, de una batalla emergente por el territorio que podría tener consecuencias significativas para la sostenibilidad y la disponibilidad futura de estos recursos esenciales.
Y estas son una de las conclusiones que ha desarrollado investigadores de la prestigiosa Universidad de Cambridge, donde aseguran que hasta un 26% de las tierras actualmente destinadas a la producción de madera podrían volverse más aptas para la agricultura para finales de este siglo. Este fenómeno se observará especialmente en los países del hemisferio norte, como Rusia, Estados Unidos, Canadá y China, que juntos representan la mayoría de las tierras forestales boreales del mundo.
Es evidente que debemos reflexionar profundamente sobre cómo estas nuevas realidades nos impactarán, tanto en términos de productividad agrícola como desde una perspectiva ambiental. No solo se verán amenazados los cultivos propios y tradicionales de determinadas regiones, al no poder adaptarse a la nueva realidad; sino que también habrá un impacto considerable en los ecosistemas.
El papel de las administraciones públicas
La importancia de las administraciones públicas en este contexto es fundamental. A medida que el cambio climático redefine el marco medioambiental y la producción de recursos, las administraciones públicas tienen la responsabilidad de liderar el camino en la investigación y el desarrollo de políticas que aborden estos desafíos de manera efectiva. El negacionismo frente al cambio climático acarrearía consecuencias extremadamente graves.
La inversión en investigación, conocer los escenarios futuros con precisión, – como es el que EVENOR-TECH- está desarrollando actualmente en el sur de África y ha desarrollado en el bosque amazónico peruano -, es clave para desarrollar estrategias que mitiguen los impactos negativos, como la pérdida de cultivos tradicionales y la disminución de la biodiversidad.
Además, las administraciones públicas deben desarrollar e implementar políticas que promuevan un uso sostenible de la tierra. Esto incluye la planificación territorial que equilibre las necesidades de la agricultura y la conservación de los bosques, así como la promoción de prácticas agrícolas sostenibles que minimicen el impacto ambiental. Estas políticas deben ser diseñadas con un enfoque a largo plazo, teniendo en cuenta no solo las necesidades actuales, sino también las de las futuras generaciones.