Los investigadores de todo el mundo han identificado a la agricultura intensiva como una importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero desde hace varias décadas. A ello, hay que añadir las actividades urbanas e industriales que liberan gran cantidad de gases de efecto invernadero, como es el dióxido de carbono.
Una forma de combatir estas emisiones es mediante la captura y secuestro de carbono. La clave reside en el carbono orgánico de los suelos (SOC) que se encuentran en los suelos y que se compone tanto de la fauna del suelo como de los materiales orgánicos en descomposición.
Un nuevo estudio desarrollado por Qi Feng, estudiante de de doctorado de la Universidad de la Concordia (Quebec, Canadá) ha revelado , mediante un meta-análisis de 43 estudios para conocer la relación existente entre la labranza profunda y el SOC.
En esta investigación demostraron que la relación es positiva, y – por tanto-, la labranza profunda ayuda al secuestro de carbono en los suelos en un 7,79 %.
Parece que la técnica es especialmente eficaz en regiones áridas, ya que la labranza ayuda a descompactar el suelo, permitiendo una mayor unidad y nutrientes a mayor profundidad.