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Europa aprueba la Ley de Restauración de la Naturaleza

Ley de Restauración de la Naturaleza

Desde la década de los ‘70 han sido los numerosos científicos quienes han denunciado los efectos nocivos que las actividades humanas estaban causando al medio ambiente. Sin embargo, no es hasta muy recientemente que los gobiernos y las entidades supranacionales están haciendo los deberes al respecto. 

Entendemos, como veremos a continuación, que han sido mucho los intereses que evitaban que esto sucediera, como el que hoy se han hecho eco los noticieros tras la pérdida de poder del sector ambiental en Estados Unidos

Celebramos que la Comisión Europea acaba de el borrador de una nueva Ley de Restauración de la Naturaleza (día 22 de junio) que será un paso clave para recuperar la naturaleza en todos los países miembros. Su objetivo es reparar el 80% de los hábitats que se encuentran en malas condiciones ambientales para devolver la naturaleza a todos los ecosistemas, incluidos los bosques, las tierras agrícolas, los ecosistemas marinos y los entornos urbanos.

Algunos ven la guerra como una excusa perfecta para frenar” la biodiversidad y las prácticas agrícolas ecológicas (Frans Timmermans, Vicepresidente de la Comisión Europea)

La propuesta, que adopta la forma de un borrador de reglamento, definiendo una serie de conceptos clave y establece objetivos jurídicamente vinculantes para la restauración de la naturaleza para el año 2050. 

Esta norma contribuirá a garantizar la resiliencia y la seguridad del suministro de alimentos en la Unión Europea y – por tanto -, en todo el mundo.

Y esto significa que los Estados miembros tendrán que construir sus propios planes nacionales de restauración y llevar a cabo el trabajo necesario para identificar las medidas de restauración necesarias para cumplir con los objetivos y obligaciones.

Como no podía ser de otra forma, la Ley de Restauración de la Naturaleza, se aplicarán a todos los Estados miembros objetivos jurídicamente vinculantes para la restauración de la naturaleza en diferentes ecosistemas que complementarán la legislación vigente. 

Como mostró el informe presentado por la organización conservacionista WWF, la recuperación de los espacios naturales degradado favorecería la absorción de alrededor de trescientos millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Supone la cantidad equivalente a las emisiones anuales de gases de efecto invernadero (GEI) de España. 

Según la prensa, el proyecto ha tenido sus barreras, ya que hay entidades que querían rebajar sus restricciones, lo que ha generado un continuo aplazamiento de la presentación del borrador.

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El secuestro de carbono en el suelo. Una herramienta clave para la mitigación del cambio climático

La necesidad de estabilizar y reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera se ha convertido en el desafía ambiental del siglo. 

Pero para hacerlo, a la humanidad no le queda más remedio que reducir las emisiones de combustibles fósiles e identificar mecanismos que permita la eliminación de los gases de efecto invernadero. 

Sin embargo, actualmente la industria, el transporte y el uso doméstico emiten cerca de 10 Gt de carbono a la atmósfera y parece que no se nos antoja revertir de forma drástica estas emisiones, a pesar que la sociedad está demandando formas de consumo más sostenibles.

No obstante, y por ahora os investigadores están evaluando y estimando el potencial de secuestro de carbono en el suelo (COS) mediante el aumento del contenido de materia orgánica en éstos. 

De acuerdo a Admunson y Biardeau (), en 10.000 años de la historia de la agricultura han reducido en carbono del suelo en 116 Gt, lo que supone una cantidad equivalente a más de una década de las tasas anuales de emisiones industriales. 

Los científicos proponen, que a través de técnicas agrícolas sostenibles, gran parte de este carbono puede restablecerse en nuestros suelos, y – por tanto – servir como una herramienta importante para mitigar el cambio climático.

Evenor-Tech acaba de demostrar para el proyecto CONSOLE el aumento significativo de la materia orgánica en suelos de olivar de intensivo a tradicional, desarrollando una metodología propia mediante el uso de sensores remotos (más información).

Y esto es realmente importante, porque si aumentamos en 0,4 % al año (iniciativa 4 por mil) la cantidad de contenido de carbono en nuestros suelos, podemos frenar el aumento del CO2 en la atmósfera, uno de los principales contribuyentes del cambio climático.

No obstante, para que pueda conseguirse ese objetivo debemos de comenzar de inmediato en todas las prácticas y superficies agrarias. 

Dehesa de Quercus en Real de la Jara (Sevilla). Fotografía: Evenor-Tech

¿Estamos dispuestos a hacerlo?

Siempre es fácil decirlo y difícil cumplirlo. Las barreras culturales, económicas, físicas…; así como recientemente la desinformación llevada a cabo por intereses políticos y comerciales mediante el uso de “fake news”, hacen que sea complicado implementar este tipo de políticas agrícolas sostenibles.

Por otro lado es los miedo a los cambios y una perspectiva conservadora (desde el punto de vista agrícola), como ocurre en el centro de los estados Unidos, ven con escepticismo las nuevas estrategias propuestas por los científicos o la administración pública. 

Pero desde la experiencia de Evenor-Tech, entendemos que la mejora manera de darles a conocer las bondades de este tipo de prácticas en mediante la comunicación directa (talleres, seminarios, etc) y mediante la diseminación de los resultados científicos de forma sencilla.

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Olas de Calor, Sequías e Inundaciones

Olas de Calor, sequías, inundaciones

A estas alturas casi todo el mundo conoce la noticia sobre informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de 2021, publicado durante la semana pasada.

Se trata de una investigación elaborada por 234 científicos (28 % mujeres) de 65 países quienes han evaluado más de 14.000 mil proyectos de investigación sobre Cambio Climático.

Y las conclusiones de este minucioso trabajo no deja duda alguna de que somos los responsables del aumento del calentamiento de las atmósfera, océanos y tierras. Es más, los cambios recientes en el clima son generalizados, rápidos y cada vez más intensos; sin precedentes en miles de años.

Lo cierto que los datos son bastante alarmantes.  Los efectos negativos que nos afectan debido a la mala gestión de los recursos desde la Revolución Industrial, y – lo peor de todo es que, a pesar de conocer los daños que causábamos, hemos seguido con las mismas estratégicas.

Por ejemplo, las concentraciones han continuado aumentando alcanzando una media anual de 410 ppm de CO2; 1866 ppb de metano (CH4) y 223 ppb de óxido de nitrato (N2O)[1].

La concentración de CO2 es la más alta en los últimos 2 millones de años, así como los valores de metano y óxido nitroso que muestran valores atípicos en los últimos 800 mil años. El aumento del nivel del mar es evidente, con un ritmo más rápido en al menos 3000 años; y una disminución del hielo marino en el Ártico más bajo en los últimos 1000 años donde se pueden apreciar otros cambios como una disminución del 40 % desde el año 1979.

El documento demuestra cómo durante las últimas décadas, el calentamiento ha ido creciendo de forma progresiva. Para que nos hagamos una idea, el período 2001 – 2020 el aumento fue de 0.99 ºC con respecto al período 1850 – 1900.

Otros fenómenos que han sufrido cambios sin precedentes son el aumento de calor extremo, las lluvias torrenciales, los períodos de sequía (especialmente en el continente africano y en la cuenca del mediterráneo), los incendios forestales, y el estado de los océanos (calentamiento, cambios en la acidificación, reducción de oxígeno y pérdida de biodiversidad); todos ellos más frecuentes y más extremos.

Y el caso que debemos contemplar es que las emisiones futuras provocarían un calentamiento adicional; es decir que los impactos serían más graves. Por ejemplo, los eventos extremos de lluvia se intensifican aproximadamente un 7 % por cada grado adicional de calentamiento global.

Y efectivamente es global, porque el cambio climático está afectando a todas las regiones del planeta. Como muestra en la figura 1– donde se representan las regiones de la Tierra con 45 hexágonos, – con respecto a los valores extremos cálidos (días con más calor en 1 año desde el año 1950) notamos que no hay ninguna región donde se muestren valores negativos (celeste), pero sí 41 regiones con aumento de los extremos cálidos.

Figura 1. Valores Extremos Cálidos. Fuente: IPCC

La figura 2, muestra los extremos de precipitación diaria (desde 1950) se muestra que 19 de 45 regiones del globo muestra un extremo de precipitación diaria (verde) y ninguno de ellas muestra una disminución (beige). No obstante, se muestran regiones en que esos cambios no son muy claros (gris) por no tener una tenencia consistente o no se han encontrado datos estadísticos significativos para valorarla de forma objetiva.

Figura 2. Valores de precipitaciones extremas. Fuente: IPCC

La figura 3 muestra la distribución de las sequías agrícolas y ecológicas (donde la humedad del suelo ha estado por debajo de lo normal), donde se muestra 12 regiones con un aumento de la sequía localizadas en la región mediterránea, África occidental y noreste de Sudamérica.


[1] Datos de año 2019